Nadie se va a reir, de Juan Soto Ivars

Introducción

Nadie se va a reír, el último ensayo del polémico escritor y columnista Juan Soto Ivars, es la crónica de la caída en desgracia del autor del Tour de La Manada, Anónimo García, fundador del colectivo Homo Velamine. Pero también es la crónica del poder de los medios de comunicación en su tarea de desinformación, así como del poder de las redes sociales en su labor de linchamiento y señalamiento. 

Este libro viene a ser una continuación lógica de sus otros dos ensayos publicados en Debate: Arden las redes y La casa del ahorcado, en los que ya exponía los peligros de la cultura de la cancelación (la censura), así como del tabú en las guerras culturales de nuestro tiempo. Servidor se ha leído los tres libros de Soto Ivars aún a pesar de todo el hate que lleva encima (yo mismo le llamo Lamida de Vaca, como otros tuiteros, por su peculiar peinado), por sus posiciones al respecto del feminismo (que luego lo lees y es otra cosa) y por rojipardo (o neorrancio, que son eufemismos que usa la verdadera izquierda para decir facha a los que no son considerados como verdadera izquierda).

Juan Soto Ivars (obsérvese el pelo). Fuente: https://juansotoivars.es/sobre-mi/

Crítica de Nadie se va a reír, de Juan Soto Ivars

Nadie se va a reír es el relato del auge y caída del colectivo Homo Velamine, y en particular de su cofundador Anónimo García, desde que iniciaron su activismo performativo ultrarracionalista con la vandalización de un monumento conmemorativo del 2 de mayo hasta la condena a prisión y multa (que asciende a 40.000€ con las costas) por el Tour de la Manada. En este libro Soto Ivars va desgranando los actos que hicieron y de qué manera fueron perdiendo apoyos en el colectivo feminista, con el que al principio colaboraban (como en el acto ultrarracionalista de Feministas con Esperanza Aguirre, la FEA).

Portada de Nadie se va a reír, de Juan Soto Ivars (Debate, 2022)

Uno de los problemas que permea en todo el libro es que ni Anónimo ni al parecer ningún otro miembro de Homo Velamine supo ver la dimensión de la cultura de la cancelación, que es el tema que le preocupa a Soto Ivars. En primer lugar, desdeñaron el poder manipulador de una prensa digital absolutamente tendenciosa según su sesgo, así como del poder mediático de la televisión tradicional para configurar marcos de pensamiento de los que es muy difícil escapar para el espectador medio. 

Homo Velamine no podía ganar esa guerra, aunque plantara batalla, porque eran demasiado pequeños, además de que sus formas requerían de grandes dosis de ironía y sentido del humor fino, cosa que no funciona con un público acostumbrado al formato masticado y deglutido de los contenidos audiovisuales actuales.

Anónimo García y Homo Velamine

También el carácter extraño de Anónimo García le hizo perder amistades, puesto que no sabía separar su personaje de su persona, y no todo el mundo va a renunciar a su vida en favor del colectivo activista. Anónimo tampoco supo apreciar la dimensión del problema que se le venía encima con el Tour de la Manada. 

De acuerdo, quería denunciar la hipocresía de los medios con respecto al supuesto respeto a la víctima, toda vez que no escatimaban en detalles sobre los hechos ocurridos, mostrando imágenes y trazando ellos mismos los recorridos de la Manada, mostrándolos sin pudor en televisión, sabedores de que esa casquería da audiencia, y por lo tanto publicidad (dinero).

Ellos, los medios tradicionales, sí lo hicieron. Homo Velamine no. Solo querían denunciar esas prácticas con un falso tour, pero les salió el tiro por la culata, porque el problema de fondo no se llegó a discutir: está mal hacer espectáculo de una violación en grupo, lo haga quien lo haga, sea para el fin de que sea. Fin. No hay discusión. Está mal. Había que darle una vuelta a la idea. Pero no se hizo, ¿por qué?. En la respuesta a esa pregunta está esa desconexión de Homo Velamine con la sociedad y sus medios que critica el colectivo.

Conclusión

Tras leer este ensayo, así como los dos anteriores, me he congraciado con Soto Ivars, al cual lo tenía cancelado, por provocador, con esa pose de enfant terrible que me lleva a sus 40 añazos. Pero al igual que me pasó con Ana Iris Simón, lo único que había que hacer era leer sus libros y sus artículos. Seré un neorrancio, pero siempre hay que preguntarse quién cancela, quién mueve a la masa y qué se persigue de fondo. En definitiva, ¿a quién beneficia?

Anónimo García pagó muy caro no saber ver la dimensión del desastre, esa tormenta perfecta entre unos medios dolidos por haberse tragado el cuento del falso tour de la Manada, ese colectivo feminista que actuó con toda su furia, el linchamiento en redes sociales, y de como todo ese caldo de cultivo hizo mella en lo judicial, aplicándole una condena ejemplarizante

En mi opinión, Homo Velamine hizo mal en crear esa web del Tour de la Manada, pero la desproporción entre el acto y su condena es tan palmaria que alguien, en este caso Soto Ivars, que está en todos los saraos, tenía que hacer algo al respecto. Esperemos que con este libro la reputación de Anónimo García y del colectivo Homo Velamine se recupere, es una pena que algo tan divertido haya acabado así de mal.

Ficha técnica

TítuloNadie se va a reír
AutorJuan Soto Ivars
EditorialDebate (Penguin)
Año2022
Páginas224
CategoríaEnsayo
Nota personal7
Comentario finalCrónica de la caída en desgracia del autor del Tour de La Manada, Anónimo García, fundador del colectivo Homo Velamine, que no supo ver la dimensión de la cultura de la cancelación.

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