Introducción
Feria es la ópera prima de Ana Iris Simón, una polémica periodista que ha trabajado para Telva, Vice y El País. De ella se ha dicho casi todo, como que es una tradicionalista fascista y falangista. Estos adjetivos calificativos le vienen a raíz de la obra que comentaré hoy aquí, Feria, una novela autobiográfica donde reivindica sus orígenes humildes y señala las maldades que ha traído el neoconservadurismo ultraliberal. ¿Como casa esto con lo otro? Quizás es porque su discurso no se puede englobar dentro del relato de la izquierda new age, y lógicamente se la ha cancelado en los habituales espacios digitales de la izquierda.
Sin su autora quizás pretenderlo, Feria se ha convertido en un libro político, estas memorias de niñez y juventud de su autora son radicales porque nos muestran una España perdida, aún auténtica, como de Cela, que sabemos que existió antes de ayer, pero que preferimos olvidar. Somos demasiado modernos como para acordarnos que nuestros abuelos fueron agricultores o herreros, que nuestros padres fueron chapistas o fresadores, que nuestras madres trabajaron limpiando casas, y que gracias a ellos pudimos tener una educación refinada para más tarde aborrecer esa España vintage con la que crecimos. Nadie recuerda ya que se ponía una flamenca encima de la tele de tubo. Pues bien, Ana Iris sí lo recuerda y nos lo dice: éramos todos unos cutres y ni siquiera lo sabíamos, porque así era todo el mundo, así era España en los 80 y parte de los 90.

Crítica de Feria, de Ana Iris Simón
El libro es un recorrido por la vida de Ana Iris donde nos va contando las peculiaridades de su familia, una humilde familia de un pueblo manchego, donde los padres trabajan como carteros y los abuelos como feriantes. La joven Ana Iris guarda un grato recuerdo de esos tiempos más sencillos del pueblo, a la par que idealiza la vida en la ciudad, con todas sus posibilidades, todos sus encantos y su promesa de modernidad. Luego, la Ana Iris más madura, se dará cuenta del engaño globalizador y nos narrará muy crudamente su desencanto con cierta sociedad progresista que chapotea muy a gusto en los discursos de izquierdas pero que tiene las espaldas bien cubiertas gracias a unos progenitores muy de derechas.
Ana Iris se dará cuenta, como otros que hemos venido de un pueblo a la capital y no poseemos contactos, que gran parte de nuestros conocidos de izquierdas vive muy bien porque su familia tiene un capital acumulado del cual por lo general no habla demasiado. Es una izquierda que señala al lumpen proletariat como unos bobos a los que educar, que aborrece a los abuelos porque votan a la derecha, que se ríe del folklore y las tradiciones patrias excepto si estas empiezan a obtener cierto capital cultural (C. Tangana y Rosalía) y que en general se parece poco o nada a su trayectoria vital. Ana Iris se da cuenta de que su familia es como la de la Juani de Médico de familia, mientras que sus conocidos son la familia protagonista.
Es un libro incómodo porque también cuestiona el empoderamiento femenino, que se supone ha liberado a la mujer, que se ha vuelto dueña de su vida y su destino. Recordemos que hasta el 1977 en España las mujeres no se podían abrir una cuenta corriente. Pues bien, Ana Iris reivindica la vida de sus abuelas, que con mucho sacrificio criaron a sus hijos en una España gris, y donde los hombres que había a su alrededor, aún con sus defectos, no eran unos verdugos, sino unos compañeros de vida que intentaban sacar a la familia adelante. Es difícil el encaje de este pasaje en un discurso de izquierdas, porque el feminismo ha traído mucho bien a las mujeres. Entonces, ¿de qué se queja Ana Iris? Más que una queja, suena a advertencia, algo así como que el mercado nos ha dado la libertad de trabajar, de vestirnos como queramos, de abrir cuentas corrientes, a cambio de privatizarnos más y más la vida, de empobrecernos hasta tal punto que pensamos que no queremos tener hijos cuando la realidad es que no podemos mantener hijos; Ana Iris nos muestra los sutiles cambios de paradigma que nos han empobrecido como ciudadanos, lo cual no nos hace más libres, sino más esclavos del sistema.
Todo esto lo cuenta Ana Iris en su libro que además he de decir que parece estar escrito de forma ingenua, pero que en realidad creo que es un ejercicio de estilo, por escribir con la inocencia de una niña (todo esto vendrían a ser las memorias de una niña primero y una adolescente después), para más adelante, ya como adulta, empezar a cagarse en todo y a cuestionar todo lo que el discurso de izquierdas le ha enseñado, un discurso que parece convivir muy bien en unas ciudades construidas a mayor gloria del capital, donde la persona es una unidad de producción y como tal se debe explotar. Ana Iris escribe desde esa consciencia de autoexplotación (ese contínuo llegar a ser). Así, su prosa se va volviendo más acorde a la de una mujer cansada de tanto trabajar, que recuerda con añoranza su sencilla juventud.
Conclusión
Feria es uno de los libros que más me ha hecho pensar el año pasado. Me lo leí porque a la autora la ponían a caldo y la derecha empezaba a reivindicarla. En mi Twitter algunos escritores que sigo (de tendencias progresistas) se reían claramente de ella. Mi sorpresa fue mayúscula al leer el libro y descubrir una voz de izquierdas con la que no me costó nada congeniar, pues a mí también me ha pasado llegar a la gran ciudad con la cabeza llena de pájaros y descubrir que sí, que se puede comer sushi y visitar bonitas librerías, pero que el alquiler son mínimo 800 euros y no tienes idea de cómo se lo hacen tus nuevos amigos. Recomiendo muchísimo su lectura, que reconozco que a veces es provocadora (supongo que si has currado para Vice, la provocación va de serie), que coquetea con muchos tabús de izquierda y que puede resultar un tanto naif en algunos capítulos. Pero aún con todo eso, Feria es uno de esos libros que marcan un antes y un después en el discurso new age de la izquierda, y evidentemente eso a la izquierda posmo le tiene que revolver el estómago.
Ficha técnica
Título | Feria |
Autor | Ana Iris Simón |
Editorial | Circulo de Tiza |
Año | 2020 |
Páginas | 232 |
Categoría | Novela |
Nota personal | 9 |
Comentario final | Una historia personal de una España rural a la España del turbocapitalismo. |

