Este fin de semana en Madrid no ha pasado nada. Una algarabía ha montado un espectáculo en la plaza Colón, pero nada importante, ya que solo eran unos 65000 alborotadores, según la Delegación del Gobierno de la Comunidad de Madrid. Y tan panchos, que aquí no pasa nada. Ya sabéis, las tres consignas: «Hay que remar todos en la misma dirección. Ahora no es momento de restar, sino de sumar. No hay que mirar al pasado, sino al futuro con esperanza.»
Bien, llegados al punto en el que el pacto social se resquebraja, que los políticos viven en su planeta particular, que la ciudadanía despierta de un largo letargo, llegados a este punto como digo, se dan las condiciones idóneas para dejar de usar eufemismos, quitarnos la venda y ver claramente que todo lo que sucede es lucha de clases. Y ya no estamos solo para verlo, sino para participar activamente. Y hasta el momento ha sido pacífica, pero ya unos cuantos han asaltado supermercados, tal vez lo próximo sea algo más relevante. ¿Quién lo sabe? El cabreo ha llegado a un punto mayúsculo. El gobierno lo sabe y por eso utiliza la autoridad de forma similar a un estado policial.
El gobierno está recortando derechos a la ciudadanía y la está empobreciendo. El pueblo cada vez tiene menos opciones, menos trabajo, menos poder adquisitivo, menos educación, menos sanidad, menos justicia y más obligaciones, más impuestos, más sentimiento de culpa y más rabia acumulada. El ciudadano cada vez tiene menos que perder, porque su inacción le lleva a perderlo todo. Cuando alguien tiene poco que perder se arriesga más. El gobierno lo sabe, el gobierno lo teme.
La gente sabe que el hecho de que haya dificultades económicas no implica tener que rebajar los salarios y subir los impuestos, porque la historia nos muestra que no es el camino, que las naciones de Suramérica ya se aplicaron esas medidas y han pasado a ser súbditos, que aquellas naciones que dicen que el ahorro es lo mejor para crecer se lo aplican a otros, pero no a sí mismos, pues sin estímulos económicos, sin inversión y con una ciudadanía empobrecida no hay ahorro que valga. El gobierno está arruinando a sabiendas y como sistema a su pueblo. ¿Qué esperan pues que hagamos?, ¿en qué nos quieren convertir? Y por último, como dijo Cicerón hace más de 2000 años: ¿a quién beneficia?
Una respuesta a «Todo lo que hacemos es por vuestro bien»
Ah, pero hasta ahora no te habías dado cuenta que esto es una lucha de clases? Bienvenido a la realidad. Como dijo ayer Anguita en Salvados: "O son ellos o nosotros", y ellos lo que más temen es la violencia, por eso hacen tanta demagogia para seguir teniendonos aborregados sin hacer nada. Démosles lo que más temen.