Rajoy, depende

Pues nada, a estas alturas ya todo el mundo sabe como acabaron las pasadas elecciones generales de 2011: triunfo abrumador del PP con mayoría absoluta y fracaso estrepitoso del PSOE con su peor resultado desde el inicio de la democracia. Izquierda Unida, por su parte, recupera parte del electorado que ha ido perdiendo desde 1996, cuando el bipartidismo se afianzó. UPyD, ese partido-juguete inventado por Rosa Díez, cuya ideología es que no tiene ideología, logró también un buen resultado y se perfila como un partido de futuro. 
Los partidos nacionalistas, con CiU y PNV a la cabeza, obtuvieron desigual resultado: los catalanes barrieron a los socialistas y a los populares en su tierra. Los vascos cosecharon una fuerte bofetada de su electorado, que prefirió una opción nacionalista independentista nueva: Amaiur. Los de Amaiur son antiguos simpatizantes de Batasuna y en general los independentistas de siempre, pero no son ETA, que es lo que se nos vende desde las Españas. Si fueran ETA, estarían en la cárcel, que es lo que ocurre en la vida real, y no en la crónica inventada de los periódicos. 
Los pezqueñines por su parte tampoco se fueron sin nada: ERC repitió sus tres escaños, algo inaudito puesto que el partido estaba en las últimas tras la debacle de las elecciones catalanas. BNG y CC sacaron lo mismo que en las anteriores elecciones. El partido ecologista Equo, pese a obtener muchos votos, no se llevó escaño alguno (solo un escaño en Valencia en coalición con Compromís). Pero vamos, que todo esto se queda en anécdota. La mayoría absoluta del PP hace que todos los demás partidos sean una divertida anécdota protestona en el parlamento. 
Me imagino a Rajoy, el ganador indiscutible, en su despacho fumando un puro. Dando largas caladas al mismo, saboreándolo con un rictus de contenido placer en su rostro. Con sus dedos tamborileando la mesa, mira al techo contemplando el porvenir de España. De vez en cuando le pasan algunas llamadas (solo banqueros, empresarios u otros amigos, le ordenó a la secretaria), que básicamente comienzan con un «¿qué hay de lo mío?» mal disimulado. Como su programa electoral era un potaje de vaguedades tal vez se lea algo con más enjundia, para aplicarlo a rajatabla y sin oposición, como el libro de salvar a España, redactado por uno de esos salvapatrias de la TDT Party española, Enrique De Diego.
No estaría de más señalar que el número de votantes del Partido Popular de estas elecciones ha aumentado en aproximadamente medio millón de votos (exactamente, los votos del PP en 2011 han sido de 10.830.693, en 2008 fueron 10.278.010). Esto es, en las pasadas elecciones Zapatero obtuvo mayoría simple con más votos de los obtenidos por Rajoy en esta legislatura. Fruslerías; el PSOE ha perdido cuatro millones de votos (en 2011 han obtenido 6.973.880 y en 2008 obtuvieron 11.289.335), y eso por eso, no por otra cosa, que el PP ha ganado por mayoría absoluta. El electorado socialista, y en general el de izquierdas, tiene más memoria y no está tan dispuesto a perdonar las faltas de sus líderes. El electorado del PP actúa de forma diferente: no vota; ficha. Así pues, se nos está vendiendo un panorama en el que España toda es conservadora, popular y patriotera, aunque los números nieguen esa visión torticera de los hechos. Que la realidad inventada de los medios no nos haga olvidar la realidad numérica: el triunfo del PP se debe a la debacle del PSOE, puesto que el trasvase de votos de éste hacia el otro tan solo ha sido de medio millón de votos, el equivalente a sumar los resultados de Equo, Pacma y Compromís.
A una semana de las elecciones, todavía no se sabe qué va a hacer Rajoy. Tampoco sabemos con qué ministros van a gobernar. Pero eso tampoco parece preocupante para los amigos, que confian ciegamente en la capacidad de este registrador de la propiedad compostelano. Como ya he dicho, está apurando las últimas caladas del puro, tal vez pensando «os vais a enterar». Este tipo, el de los hilitos como de plastilina, el amigo de Francisco Camps, el defensor de los chiringuitos, el que no está en contra de la unión entre homosexuales pero que no llamen matrimonio, este, en definitiva, es Mariano Rajoy, nuestro presidente para los próximos cuatro años. Vamos a concederle el beneficio de la duda, porque tal vez al final no sea tan fiero el lobo como lo pintan, y es verdad que la dificultad para reflotar la economía en España es antológica. Pero no creo que la economía se recupere declarando los toros un bien de interés nacional, ni negando el saludo a los de Amaiur, ni quedándose una semana entera tras ganar unas elecciones metido en su despacho fumando puros. ¿Se habrá enterado de que él va a gobernar España los próximos cuatro años?

2 respuestas a «Rajoy, depende»

  1. èl no va a gobernar españa, por desgracia en cierto modo, como no la gobernó zapatero, y de ahi que tanta gente, puestos a elegir a alguien bien sumiso a los especuladores (Mercados), le haya preferido; al fin y al cabo eso es lo que hace siempre la derecha


  2. Se te ha olvidado apuntar que, con una ley electoral más justa, los resultados hubieran sido bien distintos.


A %d blogueros les gusta esto: