Debtocracy / Deudocracia (2011)

Al estilo de las películas documentales de Michael Moore, los directores Aris Hatzistefanou y Katerina Kitidi ponen de manifiesto en su film Deudocracia la terrible injusticia de la deuda adquirida en el país heleno. 
Se plantean la pregunta de si es posible llegar a pagar la deuda sin acabar con la sanidad y la educación griegas. Además, se pone en conocimiento del espectador el concepto de «deuda odiosa», creado en EE.UU. por Alexander Sack en 1927, cuyo manifiesto es el siguiente:

«Si un poder despótico incurre en una deuda no por las necesidades o los intereses del Estado sino para otorgar mayor fuerza a su régimen despótico, para reprimir a la población que se le enfrenta, etc., esta deuda es odiosa para la población de todo el Estado. Esta deuda no es una obligación para la nación; es una deuda del régimen, una deuda personal del poder que la ha tomado, por lo tanto ésta cae con la caída del poder que la tomó. La razón por la que no se puede considerar que estas deudas odiosas graven el territorio del Estado es que dichas deudas no cumplen con una de las condiciones que determinan la legalidad de las deudas del Estado, que dice: las deudas del Estado deben ser tomadas y los fondos deben ser empleados para satisfacer la necesidades y los intereses del Estado.

Las deudas odiosas tomadas y usadas con fines que, con el conocimiento de los acreedores, son contrarios a los intereses de la nación, no comprometen a esta última -en el caso que la nación tenga éxito en liberarse del gobierno que incurrió en ellas- excepto por la cantidad con la que obtuvo beneficios de esas deudas. Los acreedores han cometido un acto hostil para con la población; ellos, por lo tanto, no pueden esperar que la nación liberada de un poder despótico asuma las deudas odiosas, que son deudas personales de ese poder.» Alexander Sack

Existen tres características para identificar una deuda odiosa:

  1. El gobierno del país recibe un préstamo sin el conocimiento ni la aprobación de los ciudadanos.
  2. El préstamo se destina a actividades no beneficiosas para el pueblo.
  3. Aunque el prestamista está informado de la situación descrita en los puntos anteriores concede el préstamo -normalmente por el alto interés que recibirá-.

Por lo tanto, según la doctrina Sack, Grecia tendría que revisar si su deuda es realmente legítima o odiosa. Pero eso no entra en los planes del FMI o el Banco Central Europeo, que necesitan cobrar los intereses de deudas y rescates financieros para amasar más dinero. Nadie dijo que las ayudas tenían que ser altruistas -tal vez algunos pensaron que por definición tenían que serlo- pero nada más lejos de la realidad: los países pagan un alto precio por caer en las garras del FMI o el BCE.


Tanto es así, que tenemos un claro ejemplo: Argentina y el corralito. En diciembre de 2001 el gobierno de Fernando de la Rúa impuso una restricción a la libre disposición de dinero en efectivo, lo que el pueblo -concretamente el economista Antonio Laje– denominó «corralito». Se pretendía evitar así la fuga de capitales y el consiguiente colapso del sistema. Las consecuencias fueron que, al restringir la liquidez, se paralizó el comercio y el crédito; esto es: se asfixió la economía del país y la subsistencia de la población. La receta del «corralito» fue impuesta por el FMI a Argentina, como medida drástica para salir de la crisis. Está claro que no funcionó, lejos de eso, avivó el fuego de la crisis y sumió en la pobreza a gran parte de la población argentina. Solo se empezó a recuperar la economía gracias al cambio de modelo económico de 2003 iniciado por Eduardo Duhalde y continuado por Néstor Kirchner; un cambio de modelo muy alejado de las ocurrencias neoliberales del FMI.


Pero la verdadera solución que se propone en Deudocracia es la de formar una auditoria de la deuda. También hay un ejemplo de ello: Ecuador. Según se nos explica en el film, Ecuador reúne los requisitos para ser uno de los países más ricos de América Latina; sin embargo, esto es lejos de ser así. La culpa la tiene la enorme deuda que arrastra desde que empezó a aceptar el crédito que presta el FMI, a lo largo de diferentes períodos y con diversos presidentes. Cuando el por entonces ministro de economía Rafael Correa denunció este hecho -que no se podía pagar la deuda y que había que detener los préstamos a tan alto interés- renunció al cargo, ya que era imposible cambiar la situación con el que era presidente de Ecuador, Alfredo Palacios. Cuando finalmente Correa llegó al poder en 2009, y tras la crisis política de 2010, consiguió crear una auditoría que se encargara de revisar la deuda del país, con lo que consiguió reducir la cuantía de la misma y poder reinvertir el dinero ahorrado en mejoras para el pueblo, como la educación o la sanidad.


En conclusión, la película Deudocracia pone de manifiesto la injusticia de los préstamos y soluciones otorgadas por el FMI a los países con deuda, y propone como solución aplicar auditorías que estudien con detenimiento cada uno de los préstamos otorgados. Otra de las propuestas es, directamente, no pagar la deuda, puesto que no ha repercutido en beneficios para el pueblo, por lo que se trataría de «deuda odiosa». Las dos posibles soluciones no parecen muy factibles en el actual panorama internacional, pero lo que está claro es que alguna solución se tiene que adoptar. Porque ante las injusticias, algunos pueblos, como Túnez o Egipto, han sabido adoptar otras soluciones que tal vez no gusten en el FMI, pero que han resultado ser muy efectivas.




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Una respuesta a «Debtocracy / Deudocracia (2011)»

  1. Las cosas no son tan sencillas. Por supuesto, los causantes de la crisis, los especuladores financieros, son los que se están beneficiando de ella, pero en Grecia en concreto la pésima administración del estado griego también ayudó a dejar a Grecia a los pies de esas pirañas.


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