Finalmente todos aceptamos el juego. Vivimos en una red tejida en un tiempo pasado, demasiado dura y fiable como para tratar de romperla, pues nunca se rompe.
El tiempo que nos queda lo vamos perdiendo irremediablemente cuando entramos de lleno en la vorágine de la economía de mercado. Nos dedicamos a comprar y a tratar de vender algo desde la más remota antigüedad. Todo es mercancía. Todo es susceptible de tener un precio, incluido el cuerpo y la mente. Éste no es un mundo cruel creado hace pocos siglos, éste es un mundo que define una raza.
Raza
