Lo de ayer fue un ataque injustificado, pobre Monti, tampoco es que sea peor que Rajoy, que sí es un presidente electo, o que el amigo Basescu, que la está liando parda allá en Rumanía. Tampoco es menester que solo nombre a políticos de la vieja Europa. ¡Es que aquí son tan pintorescos! Pero en el Nuevo Mundo los hay tan buenos o aún mejores que los nuestros: Raúl Castro, Evo Morales (el preferido de mi potosina, que si me lee me mata) o Leonel Fernández. ¿Pensabais que iba a nombrar a Hugo Chávez? Pues no, no pienso hacer mofa y befa de alguien cuya salud es tan delicada, no vaya a ser que le dé un jamacuco.
Si se miran desde otro ángulo, las cosas no están tan mal. Aunque es cierto que tenemos que pagar por vivir –vivir dignamente, se entiende, usted puede pedir limosna en la puerta del Mercadona, dormir entre cartones y apenas pagará nada por ello–, lo cierto es que si nos comparamos con las clases proletarias de la Revolución Industrial, algo hemos mejorado. Tal vez, cuando nos desglosen por épocas, seamos considerados como la clase consumidora de la Revolución Tecnológica. ¿Y qué dirán de nosotros? ¿Estos sí que vivían bien?
Verdaderamente nuestro tiempo es mucho más feliz que el hace cuatro décadas, cuando aquí había un dictador (bastante campechano y buena gente, según Pío Moa) y la gente se iba de vacaciones a Mallorca porque no había más posibilidades, o veían una porno en Perpiñán. Eso yo no lo he vivido, que hablo de oídas, que me lo contó mi abuelo (que por cierto, se escapó de un pelotón de fusilamiento y de un bombardeo, por el tan gracioso dictador mentado antes). Así que menos quejarse y a trabajar, como nos dice Geraldine Chaplin en el anuncio del Banco Sabadell: «Trabajar, ¡mátate a trabajar!». Toda una declaración de intenciones.
«Mátate a trabajar, el talento no es nada». Los tiempos nos piden braceros, no pensadores. Menos leer a Vila-Matas, que seguro no sabe ni levantar una pared de ladrillos. Menos investigación y ciencia, más salerosas universitarias despachando mojitos en los chiringos de la Costa del Sol. Que los tiempos no están para el talento, sino para trabajar. ¡Mátate a trabajar! Como se decía en los tiempos de nuestro admirable dictador (me entero por Lansky que lo llamaban Paca la culona): «¡Viva la muerte, muera la inteligencia!». Inequívoca señal –¡otra más!– de que no estamos tan mal.
2 respuestas a «¡Mátate a trabajar!»
…y yo el trabajo se lo dejo todo al buey/ porque el trabajo lo hizo Dios como castigo… (son cubano)
"Trabaja, mátate a trabajar …" claro para pagar la hipoteca hasta que me muera. Cómo se nota que el anuncio es de un banco. Nosotros a matarnos a trabajar, que ellos ya se encargarán de quedarse con lo que ganemos.
A la mierda!