Crisis y libertad política

Tras leer a Platón y comprender que su República ideal está escrita con todo el rencor del mundo hacia su sociedad, que mató a Sócrates, y que esta sociedad se denominaba a sí misma como libre y democrática, entiendo que haya dudas sobre si la libertad del individuo conduce hacia la felicidad de todo el colectivo, teniendo en cuenta que solo unos cuantos harán uso efectivo, real y crítico de esta libertad otorgada, máxime cuando el resto lo único que pretende es vivir en paz y sin enredos. Es en momentos de crisis como el actual que se muestra claro como un axioma que la masa se vuelve conservadora cuando teme por su futuro.

En nuestro país, libre, y en nuestra sociedad, libre también, se vota mayoritariamente en clave conservadora: CiU en el ámbito catalán y PP en el ámbito estatal. ¿Qué nos dice esto? Que pudiera ser que la gente tenga un miedo irracional a hacer uso de su fuerza individual, y que necesita –implora– un guía, alguien que le diga lo que tiene que hacer. Platón lo entendió y dictaminó que los más calificados para guiar al pueblo eran los filósofos, y tal vez no le faltara razón. Ahora bien, ¿qué pasa con aquellos pocos que quieren la libertad en lugar de la seguridad? ¿Dónde quedan?

En fin, parece que verdaderamente nadie quiere una libertad plena. En la medida en que todos criticamos a ésta sociedad, pero nadie hace nada para cambiarlo y cuando existe tal posibilidad de cambio –democráticamente– no solo no cambia, sino que se perpetúa con más fuerza, queda claro que en nuestro mundo actual no queremos cambios significativos. O en todo caso, que estos los hagan otros, porque si algo caracteriza a nuestra sociedad es que sabemos que las cosas están mal, cierto, y las criticamos, sí; pero nadie toma partido y se implica en el cambio. No vaya a ser que por el camino perdiéramos la seguridad, en nuestra búsqueda del ideal. 

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