Calibán y la bruja, por Silvia Federici

Introducción

Este libro que voy a reseñar hoy, Calibán y la bruja, me lo recomendaron mucho y lo empecé a leer con la máxima predisposición, dado que su autora, Silvia Federici, es una activista feminista de corriente marxista y tenía yo la certeza de que me iba a encontrar con varias frases para enmarcar, que lo aprovecharía para dotarme de mejores argumentos para el mundo que nos viene; que sería, en fin, un estupendo libro de ensayo.

Este libro lo podéis descargar gratuitamente desde la propia página del editor, Traficantes de Sueños. Hay más libros de Federici en descarga libre como por ejemplo su Ir más allá de la piel, que es su última obra, donde habla del cuerpo, de plena actualidad. De hecho, en el momento en que escribo estas líneas, una parte importante del catálogo de Traficantes de Sueños está disponible para descargar, incluídos todos los libros de Silvia Federici. Aunque mejor si los compráis, ¡así la editorial podrá seguir editando libros, eh!

Calibán y la bruja, Silvia Federici (Traficantes de Sueños, 2010)

Mujeres, cuerpo y acumulación originaria

Silvia Federici lleva 30 años estudiando los acontecimientos históricos que dieron lugar a la explotación social y económica de las mujeres. Calibán y la bruja es, de largo, su libro más conocido. Escribe con convicción, aportando datos y citas de otros autores para reforzar sus tesis. Dudo que nadie se atreva a refutar sus postulados. Tiene partidarios que la defenderán vehementemente, porque Federici dice la verdad que se nos ha ocultado largo tiempo. Si estuviéramos en otras épocas la hubieran quemado en la hoguera por bruja. Pero, ¿es esto así?

Crítica de Calibán y la bruja

El ensayo nos describe la transición del feudalismo al capitalismo, y de cómo los cuerpos de las mujeres pasaron a ser meros recipientes de trabajo, supeditados a las necesidades del hombre y del capital. Nos habla de que aquellas mujeres que se rebelaron contra la opresión del Estado, el capital o el marido y se convirtieron así en brujas, y que por esta subversión fueron arrojadas a las llamas de la hoguera, y no por los hechizos o encantamientos demoníacos que viera el inquisidor de turno, el cómplice necesario.

Federici describe, partiendo del materialismo histórico, cómo los proletarios se rebelaron contra la tiranía del salario, que apenas daba para vivir en la nueva condición obrera del mundo capitalista, perdiendo la libertad que tenían en el feudalismo, en el que estaban bajo la protección del señor. ¿Lo he entendido bien? La burguesía reprimió a los outsiders, que fueron llamados vagabundos, los condenados a la horca, y se empezó a hablar de la ética del trabajo, que trabajar dignifica, es decir, que lo normal a los ojos de dios era trabajar por un salario, que es el gran triunfo del capitalismo, algo que nos resulta tan natural hoy día como que el sol sale por la mañana y se oculta por la noche.

Sin embargo, aunque los proletarios estaban jodidos todos por igual bajo las leyes del Estado, la represión de la Iglesia, y las lógicas del capital, había un colectivo aún más fastidiado que el resto: las mujeres. Y evidentemente Federici tiene razón. El cuerpo de la mujer ha sufrido una doble represión: laboral y sexual (e incluso una tercera represión: la estética). Represión laboral porque la mujer tenía que trabajar en el ámbito doméstico de forma gratuita, y si hacía una actividad económica este dinero no se lo podía administrar libremente, ya que estaba bajo la tutela del marido. Represión sexual porque la Iglesia reprimió el placer femenino y en su lugar puso la virtud (para eso sirve la Virgen María), por lo que la mujer tenía que ser la madre de familia ejemplar, anteponer la familia a su crecimiento personal y servir al Estado dándole nuevos hijos, futuros proletarios, para perpetuar esta condición y que el capitalismo siguiera teniendo mano de obra barata y renovada para seguir creciendo a costa del esfuerzo y la plusvalía del proletario. 

Silvia Federici, 2014 (fuente: Wikipedia)

Todo esto está muy bien hasta que llegas a un punto en el que te empiezas a plantear algunas cuestiones, como por ejemplo, ¿a qué edad dorada se refiere Federici para decir que las subsiguientes etapas de la humanidad han sido peores que las anteriores para las mujeres? ¿Por qué empezar por el feudalismo? En la época clásica ya estaban bastante jodidas, porque si le quitamos el brilli-brilli de la filosofía griega y la ingeniería romana tenemos poblaciones enteras esclavizadas de por vida (por las más refinadas civilizaciones de la época). 

Dudo que a la mujer clásica le fuera mejor que a la feudal. Y si nos vamos a registros anteriores, no les iba excesivamente mejor, pues estaban sometidas al marido, al padre o al tutor masculino de turno. Así que hemos de retroceder hasta nuestra época de cazadores y recolectores, donde al no haber registro escrito, hemos de suponer que ahí sí que existía la igualdad entre sexos. 

¿Quién es Calibán?

¿Y quién ese ese misterioso Calibán, que da título al libro? Calibán es un personaje creado por William Shakespeare en 1611 para la obra La Tempestad. Hijo de una bruja y un demonio, representa los aspectos más materiales e instintivos del ser humano. Viene a ser como un símbolo de la idea de «hombre natural» de Rousseau, del materialismo frente al idealismo, de las clases sociales oprimidas por el capitalismo o de los pueblos colonizados. Además de todo esto, Federici sabe perfectamente que al usar a un personaje de Shakespeare consolida su imagen de intelectual. He tenido que buscar quién era Calibán porque no he leído esa obra de Shakespeare, así que lógicamente mi capital cultural es mas bajo que el de la Federici, por lo que cualquier crítica a su obra quedaría invalidada. ¿Es así, Silvia?

Calibán, por William Hogarth (fuente: Wikipedia)

La bofetada a Marx

Hay cierto pasaje en el libro que resulta especialmente sonrojante, puesto que hace una innecesaria crítica a la teoría de acumulación primitiva de Marx. Lo explica Guillem Murcia mejor que yo: “El problema con la argumentación de Federici es que simplemente, enturbia el significado de los términos y acaba criticando a Marx, no por algo que dijo o hizo, sino por no hacer algo que según ella debería haber hecho.” Os recomiendo leer la crítica completa aquí si queréis profundizar tanto en el pensamiento de Federici como el de Marx con respecto al modo de producción capitalista. Aquí otra crítica aún más amplia.

Conclusión

Un resumen de brocha gorda sería que históricamente las mujeres han sido consideradas como sirvientas o putas, y que cuando han querido sacar un rendimiento económico por su trabajo como sirvienta se las ha quemado en la hoguera, y si el rendimiento económico venía por ser puta, se les ha vilipendiado y también se las ha llevado a la hoguera en caso de prosperar. Este reductio ad absurdum que he hecho aquí es lo que yo he entendido de este mamotreto lleno de citas sin venir a cuento y fechas arbitrarias para reforzar tesis que no aguantan el mínimo escrutinio.

Si este libro me lo hubiera leído con veinte años, se hubiera convertido en uno de mis libros de cabecera, ya que me hubiera dado argumentos más que suficientes para mi activismo militante de izquierdas. Pero me lo he leído con cuarenta y le he visto las costuras por todos lados. Que el mundo sea misógino no nació con el capitalismo; ahí están las teocracias islámicas actuales para mostrar que no hacen falta anarcocapitalistas ni ultraliberales para reprimir a las mujeres. Da mucha rabia que un libro donde se examina con lupa el papel del capitalismo y su acumulación por desposesión sea tan torticeramente usado para darle una colleja inmerecida a Marx y darles argumentos a los contrarios del feminismo por las inexactitudes de sus citas y ejemplos.

Si este libro, si esta autora, no hubiera escogido la vía del activismo y se hubiera movido por la vía de la historia (del rigor histórico), otro gallo cantaría. Porque en esencia tiene razón en lo que dice, pero las exageraciones de las que hace gala y sus subjetividades con notas al pie que no dicen lo que ella dice echan por tierra este enorme trabajo de documentación, al cual, como digo, no le hacía maldita falta el activismo militante que ha invalidado todo lo bueno que tiene el ensayo. Una lástima.

Ficha técnica

TítuloCalibán y la bruja
AutorSilvia Federici
EditorialTraficantes de Sueños
Año2010 (2004, Autonomedia)
Páginas368
CategoríaEnsayo
Nota personal5
Comentario finalDemasiado activismo para ser un ensayo serio.
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