Manipulación en los medios de comunicación


La indecencia periodística ha alcanzado las más altas cotas de la miseria y el servilismo. Ayer en los diarios y telenoticias al servicio del gobierno del PP hablaban de una agitación de la izquierda radical que golpeaba a policías y ocupaba ilegalmente las calles. Gracias a Dios que existe internet y todo hijo de vecino tiene cámaras y puede sacar fotos y vídeos de lo que pasa.

Todo se puede ver en Youtube, quizás el medio de comunicación audiovisual más democrático que existe en España. Si no existiera algo como Youtube, Twitter y Facebook tendríamos que enterarnos de lo que pasó ayer y anteayer en Valencia por medios tradicionales como el ABC o La Razón. Juzgad vosotros mismos las portadas de estos diarios de información general:

 

Dicen los propios periodistas que hay una crisis del periodismo, pero yo añadiría más: el periodismo como tal ha muerto, si entendemos como periodista aquella persona que escribe crónicas sobre hechos sucedidos para un periódico, radio o televisión. Ahora lo que tenemos son tergiversadores profesionales que recogen sucesos para transformarlos en ideología. Sabíamos que había medios tradicionalmente de derechas y de izquierdas (ABC y El País, respectivamente) pero desde hace algún tiempo los medios tradicionales de derechas se han propuesto reinventarse para ver quién es el más servil al gobierno y de qué manera pueden manipular mejor las noticias a mayor gloria del PP. Con todos los defectos que pueda tener un diario como El País, que son muchos y no los negaré, resulta inconcebible que desde sus páginas no se critique a gobiernos y dirigentes de izquierdas, o se invente su propia realidad de los hechos. La autocrítica de la que hacen gala los medios de izquierdas supera en mucho a la autocrítica de los medios de derechas, cuando la hay. Los EREs de Andalucía, la trama Campeón que involucra al ex ministro Pepe Blanco y otras noticias adversas para el PSOE jamás han faltado en sus titulares.

Preguntarle a un joven porqué se manifiesta y a mitad de respuesta del susodicho cortarle para aturdirle con otra pregunta y repetir la operación es lo que ayer vi en el Telediario de Intereconomía. Enfocar insistentemente a unos chavales (¿protección del menor, qué es eso?) que hacían gestos obscenos a una televisión que los han llamado radicales, antisistema, perroflautas, delincuentes, rastreros, indignados del 15M, cachorros de Rubalcaba, y escuchar luego al presentador hacerse la víctima resulta repugnante. Menos mal que estos colegios sin calefacción estaban en Valencia, porque si llegan a estar en el País Vasco y los chavales se manifiestan ahí los hubieran llamado además proetarras, borrokas y cachorros de Otegi. Al final la cosa se reduce a un axioma básico: «todo lo que no sea PP es PSOE. Cualquier movimiento que no se haya pensado en Génova 13 es del PSOE. El PSOE es un partido amigo de los terroristas, además el PSOE es colaboracionista de ETA, luego el PSOE es ETA. De Izquierda Unida mejor ni hablar, porque son comunistas y esos fueron los mayores criminales de la historia, luego la izquierda española es criminal.» Todas estas consignas no me las estoy inventando yo, podéis leer el libro «Las mil frases más feroces de la derecha de la caverna» de José María Izquierdo, que recogió todo un compendio de horrores periodísticos a mayor vergüenza del aparato mediático de la derecha, donde se pueden leer y consultar en sus respectivos medios originales. También basta con escuchar las tertulias de Federico Jiménez Losantos, o ver los debates de El Gato al agua, o leer las columnas de opinión de Carlos Dávila, César Vidal o Juan Manuel de Prada. La consigna es clara: todo lo que no sea PP es radical y subversivo.

En suma, podemos resumir que los medios de comunicación (principalmente los de derechas, como ya he apuntado, pero Público no anda a la zaga) no informan: se inventan su propia realidad a medida para hacerla encajar con su ideología. Escriben para su parroquia –y sí, esto no es nada nuevo–, pero además dirigen a la parroquia a posiciones tan crispadas, retrógradas y fuera de lugar que podemos estar hablando de un auténtico lavado de cerebros a escala nacional. Porque ahora resulta que los estudiantes protestando son radicales de izquierdas; los sindicatos son unos parásitos; los artistas son unos rojos subvencionados; el ex juez Garzón un prevaricador que debería estar en la cárcel; los socialistas son corruptos y obligan a abortar a las niñas; los funcionarios unos privilegiados con unos sueldos de escándalo; los inmigrantes vienen a robar y a quitarnos el trabajo; y los parados son unos vagos que no se mueven de su barrio para conseguir un trabajo (pero sí se van en éxodo silencioso a Alemania, curiosamente, a lo mejor ahora también se van a Laponia). Solo hace falta pensar un poco y darse cuenta de que ni ellos mismos se creen todo lo que dicen, porque saben que no es verdad pero que así se ganan a su parroquia, pero ¿sabe la parroquia que todo lo anterior es mentira? ¿sabe distinguir la parroquia la noticia del sensacionalismo? Me temo que no, y esto puede causar alguna desgracia antes o después, porque la crispación unida a la estupidez puede provocar actos que me da miedo imaginar.

Esto puede parecer cosa de otros países y de otras épocas. Pero no es así; está pasando en España hoy y solo hace falta pasearte por los diarios digitales de la más rancia ultraderecha –Libertad Digital, Alerta Digital, Minuto Digital– para ver que no están tan alejados de los titulares de diarios supuestamente más serios y respetados de derechas: ABC, La Razón y El Mundo. A La Gaceta no la podemos llamar diario porque no lo es, se trata de un panfleto, como lo es Público a su manera. En la España de Merkel (según los comentarios de ayer en el blog, que sois unos pillos) lo más importante es que baje la prima de riesgo (como si el ciudadano de a pie la pudiera hacer bajar a garrotazos), que los empresarios ganen más y los trabajadores menos (todos estamos en el mismo barco, pero adivinad quién está remando), que los bancos no den créditos pero reciban todas las ayudas (para seguir especulando con deuda soberana), que las adolescentes no puedan decidir su sexualidad (pero sí recibir palos), que la iglesia reciba sus privilegios y subvenciones (incluso puedan separar alumnos por sexo), que los toros sean patrimonio inmaterial de la humanidad (matar animales es un arte en España), que Gibraltar vuelva a ser español (¡indispensable!), que el Madrid vuelva a ganar la liga (que el opio del pueblo siga rulando) y que Franco sea considerado como un tipo autoritario, pero jamás un dictador (y el que lo juzgue, sea un indeseable).


Españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón. 
Antonio Machado
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